La Razón del Comándate
Me había abstenido de
escribirte con un tono de despedida, nunca me han gustado los adioses definitivos,
pero cuando la tormenta nos da una tregua y la aceptación se presenta las letras se me hacen más
fluidas.
Primero presidente, quiero pedirte una
disculpa, después de ver la entrega total de la que fuiste capaz, no queda otra
cosa que sentir vergüenza, de tener la impresión de que no se hace lo necesario
para que fueras comprendido y en la construcción de la nueva república, que tu
grandeza algunos la entenderán dentro de mucho tiempo, cuando tu ausencia sea
palpable en todo ámbito.
Yo siempre he comulgado con ideales de
izquierda, crecí con la dicha de tener una biblioteca entera a disposición, con
libros que me hablaban de Marx.
No he sido el más disciplinado de tus
votantes, siempre desde mi visión anarquista rehusé el inscribirme a ningún
partido político, no me gustaban las prendas rojas con las que había que ataviarse
para ir a alguna concentración, que muchos
con camisas rojas y corazón negro pululaban en esas muestras de fuerza de
calle.
Y te confieso, que mis reservas sobre quien
solicitaste fuese elegido como tu predecesor tuve, pero si tú confiaste en él
para la continuidad de la revolución, yo también lo hago, esperemos el tiempo y
la historia te den la razón comandante
El día de la inscripción de nuestro
candidato Maduro, tuve la oportunidad de colocarme la camisa roja que tanta ilusión
me regalo un tío pocos días antes de tu partida física y que por esas vueltas
de la vida nunca me coloque para acompañarte comandante.
El compromiso se hace mayor sin tu
presencia, y la cuesta se inclina más, ahora compañero Chávez, veremos de qué
estamos hechos los que nos hacemos llamar revolucionarios, que esa condición debe
ser ganada y no otorgada por nadie. Me despido jurando lealtad a tu ideario, y
con esta frase que mientras conversaba ayer surgió.
“la Razón es tan relativa como el tiempo, y solo al transcurrir una la
otra se devela”
Con la izquierda siempre…
Chávez vive vive, la lucha
sigue y sigue…
Eduardo Abud
ejar7785@gmail.com