Premonitorio
Me preguntó de que era capaz por un beso suyo.
Le respondí que ofrecer el mundo era de charlatanes, pero
que le garantizaba que el suyo cambiaría.
Me preguntó por mis intenciones, le respondí que mi corazón no
sabía de intenciones sino de sentires, que las cosas cuando son naturales solo
pasan y que fluctúan como la respiración que experimentamos cuando descubrimos
el querer, aveces intensa, en ocasiones sofocante y en oportunidades hace
falta.
Me sonrió y me extravié en esa mueca infinita.
Me dijo que tenía pocas oportunidades y le respondí que me
fascinaban las causas perdidas, me sonrió de nuevo.
Entonces por una mala pasada, desperté y entendí que solo
era un sueño, un sueño premonitorio.
Eduardo Abud